SILENCIO
Nací sumida en un impenetrable silencio.
Mis primeros recuerdos están ligados a la radiante
y hermosa sonrisa de mi madre, a la que yo correspondía en un intento de imitar
sus gestos. Me miraba haciendo graciosos movimientos con la boca y con las
manos dibujaba infinitas figuras en el aire que yo intentaba repetir con mis
manitas aún torpes. Pegaba los labios a mis
mejillas mientras estrechaba mi cuerpo contra el suyo. Por las noches me cogía
entre sus brazos, junto a su pecho y al dejar caer la cabeza sobre ella, yo sentía
vibrar aquel cuerpo acompasadamente, al tiempo que ella me mecía.
Aquellos momentos de placer, cuando yo me
dormía entre sus brazos, dejaron en mi alma una huella indeleble que he
conservado como el más precioso de los tesoros.
Porque un día el rostro de mi madre se ensombreció,
su cara adquirió un permanente rictus de amargura y nunca más he vuelto a
recuperar la magia de aquellos sueños apacibles que venían después de su abrazo
nocturno.
Su mirada desolada se detenía en mis ojos y
yo buscaba, sin encontrarlo, aquel otro gesto risueño para devolverle una
sonrisa de la que nunca más pude gozar; su boca se selló, sus manos ya no se
agitaban delante de mi cara, las dejaba caer desmayadas e impotentes a lo largo
de su cuerpo. Ya no me balanceaba en su seno y no volví a sentir la vibración
de aquel cuerpo separado del mío para siempre. Me dejaba por las noches en la cama
y apenas rozaba sus labios sobre mi frente. Antes de apagar la luz se giraba y
la tristeza de su mirada era tan profunda como el silencio y la soledad que se
instalaron en mi vida.
Por causa de Pilar Unzúe, este intruso que soy yo se cuela en este blog, comenta este hermoso relato que dan gan as de llorar por el paraiso, el verdadero paraíso, perdido y hasta pide que se le permita ser un interlocutos habitual y hasta deja su dirección de blog que son cuatro en el fondo y espera gozoso a recibir comentarios a los que se compromete a corresponder. Encima y a modo de postre, hasta reparte besos a troche y moche.
ResponderEliminarhttp://anferlopez20.blogspot.com.es/
¿Que dolor puede invadir el corazón de una madre para que una hija no vuelva a sentir el calor en su mirada?.
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