sábado, 2 de noviembre de 2013

de noviembre y de amigos



 

 

 

 ende gut alles gut

 

como viruela alta
ac
udes para decirme que nacemos con un pan bajo el brazo;

y no lo resisto más,

sostengo las pruebas y el vestíbulo de la frente baja

nacemos con el esfuerzo de tragarnos la sangre

con el dolor infinito enquistado en la carne,

nacemos alimentados por el calostro de la incertidumbre

y el ardiente murmullo de lo incomprensible

nacemos en un casi muerto que nos cierra los ojos

para que la exclamación del llanto
se nos torne vital
e importante

el dolor:
esa brecha asqueada por la pena,

nos acompaña hasta el grosor de los labios y la boca muerta

no,

ciertamente no nacemos con un pan bajo el brazo
nacemos con el polvoriento trotar del miedo
con las encías sangrando por los estribos,
con los ojos torcidos de velocidad
y rugiendo gemidos por la carrera

y si así fuera
si por un casual de vida ancha,
o de pañal polvoriento de fatiga,
naciéramos con un pan rollizo,
caliente
y espeso,

el paso del tiempo
quebrará la frágil corteza
haciendo de nuestra carne alambre de espino
un lugar sitiado de desiertos,

y nos iremos agostando en esa horno que preside el lamento,

en una masera febril
fermentada por la angustia y el deseo.

 

no amar para vivir y vivir para amar lamentando

me tiendo en el suelo y descanso,
un instante de ojos entornados,
una tregua de lecho carnal que profana mi cerebro,
y me sorprendo braceando en un mar de inquietudes
lleno de pesadillas que no comprendo

a qué distancia se encuentra mi línea de flotabilidad?
cuántas ballenas muertas para tan poco aceite
y cera de semen?

el sol se acerca y la noche
es una lámpara agotada que se consume en la claridad del día,
un nuevo día de espanto
de miedos y silencios
de cuarto y medio de felicidad quemada

hoy soñaré con dormirte en la pradera de mi mar
entre un surco de cebada y trigo

y en un horno inquieto de sal,
coceré el pan,
para el brazo que ya no tengo.

 [David Mariné]












 
 


*despertar en un futuro de ventanales
más allá de la crianza en el azote
confundirnos
en el altar morboso de los ceniceros

sentir caer nuestros despojos
como si fuesen atroces penitenciarías

y fumarnos el agobio
en la perfecta resurrección de nuestra especie
repleta de bestias y amuletos
de ciudades que arden en su inmenso deterioro
o, quizás, en el evangelio azul de un vello que no fue
entrando directo al corazón, violento
como sólo entra un secreto vencido y atrofiado
por la palabra
y el poema

un cargamento de preguntas
irritando la tranquilidad de los continentes
poniéndonos cara a cara con la cobardía, nerviosos
enfervorizados
silentes
con la entereza de los manicomios
viendo la inmortalidad de un mar
que se burló sin piedad
de la tragedia de sus olas

poseo la actitud inefable
de un hombre que se detiene en el medio de un bosque
porque sintió morir un orgasmo entre los matorrales

poseo, además
un récord de alaridos
descansando histéricos
en la preciosidad de sentirte cerca

y por si fuera poco
también tengo un funeral de aves
que goza en no acabar nunca
se ríe, es largo, repleto de pañuelos y pijamas
mujeres que lloran detrás de un féretro vacío
niñitos que se miran sorprendidos las heridas en sus manos
y tú, sirena demencial
insistes en envolverte de refranes
y misterio

entonces te adoro
por ello

somos los padres solteros
de un amor que lo tradujo el viento

pero, ¿hay suficiente agua

para ahogar a los pájaros?

o dicho de otra manera, ¿hay suficientes pájaros

para trinarnos el ahogo?


como si la patria del deseo
nos estuviera destruyendo poco a poco
antes de volvernos a creer
 
 
[S. Lange]








nosotros

una casa vacía antecede la oración:
los que no sabemos amar,
escribimos
los que temblamos cuerpo en la entrega,

escribimos

los que gemimos el verso de otros

los que buceamos abismos

los que lloramos ausencia o
gritamos la falta


nosotros,
que nos reconocemos en piel y
desesperanza
-el miedo-
(te intuyo caminando sobre la cornisa)

nos amamos a aullidos
hacia adentro
mientras
gritamos el desenfreno del sexo perdido y

nos cubrimos a palabras:
había un parque al que iba de niña. me gustaba comer
arena. dibujar figuras sobre el agua
con mis dedos. soñé con atrapar a un pez, tragarlo y
dejarlo crecer dentro de mi vientre.


el tiempo
se obstina en hacernos creer incapaces de
tomar una cuerda y caminarla pero:
la poética de tus dedos aniquila el verbo,
tus manos
recipiente impune de mi orgasmo y el sueño

de una habitación que nos albergue en silencio y devore la razón.


nosotros
-temerosos inciertos linyeras-
acunamos agujeros y sabemos a grietas

cuando nos dejamos escribir la carne
somos libres.
 
 
 
[Lila Biscia]






*EN LA SOLEDAD DE MIS PASEOS
 
 
 

En la soledad de mis paseos

veo crecer silenciosos girasoles

escucho a las abubillas

y a las chicharras.

Moscas y mariposas

vuelan frenéticas

mientras en lo alto

muy lejos

una rapaz chilla.

Preocuparse por la muerte es fútil.

Girasoles y abubillas,

chicharras y mariposas

mueren continuamente

y continuamente nacen,

hechos ambos

a los que ninguno de sus congéneres

atribuyen la menor relevancia.

Preocuparse por la muerte

es una ocupación estéril.

Sería mucho más práctico ocuparse de la vida,

pienso mientras camino.

Pero luego llego a mi casa

abro los ojos

y reconozco que a la gente no le preocupa ni la muerte

ni la vida

sino pagar la hipoteca.

Creo que tanto paseo en soledad

Acaba emborrachándome.

 

 

[Marta Gracia Blanco]


 



          ***************











Relato                 -COMA-


Creo que por fin se han puesto de acuerdo. Siento que se ha calmado la tensión a mi alrededor.

Ha entrado la nueva enfermera, es más joven. Reconozco sus pasos y su olor. Es suave, me gusta. Anda como si yo estuviera dormido y no quisiera despertarme. Sus movimientos sobre mi cuerpo son lentos, delicados. Es la única que me habla. Me hace preguntas que ella misma se responde: ¿Te encuentras bien? ¡Estupendo! ¿Has dormido? ¡Qué alegría! Eso es que se acerca la primavera. Si vieras cómo están los rosales del jardín... Espero cada mañana esos breves monólogos, me hacen sentir vivo.

No sabría decir cuántos, pero son ya muchos, demasiados, los meses que llevo en esta cama oyendo entrar y salir a gente que me ignora, que me manipula, sin recordar que aún soy una persona. No los culpo, en realidad, no lo soy. Poco queda ya de humano en mí.

Los sonidos me orientan a lo largo del día. Son monótonos, tediosos. Largos silencios alterados solo por el diapasón que marca el ritmo de mis latidos y el subir y bajar de una máquina que me mantiene con vida. Es todo lo que me queda, lo que oiré el resto de mi vida. Dos palabras que han perdido todo significado para mí: el resto de mi vida. De nada sirve saber el día y la hora, es el resto de mi vida, aunque tenga fecha de caducidad. Una vida inútil que a nadie beneficia, ni tan solo a mí. Vivo solo de recuerdos, de ellos me alimento mientras esa máquina me obligue a respirar. ¡Qué impotencia!

Qué pesar ver a los míos desgarrarse por mivida. Mi destino los ha enfrentado en una lucha estéril. ¡Qué importa ya! Mi vida es una muerte en vida. Ha sido doloroso ser testigo mudo, un convidado de piedra a mi última cena. Mi madre se aferra a mí y a una evidencia que no puede afrontar. Mientras oiga latir mi corazón, necesita creer que estoy vivo. Ella fue la primera que lo sintió.

Mi mujer, mi amor, no quiere verme así, inerte, pero se resiste a dejarme marchar. Me pregunta y se desespera porque no recibe respuestas. Aunque ella sabe bien cuál es mi deseo. Déjame ir, por favor. ¿Cómo decírselo? ¿Cómo decirle que no soy nada, nada más que un cuerpo que otros esperan para repartírselo, como fieras carroñeras. Tampoco los culpo, ¡qué egoísmo sería llevarme mi cuerpo entero cuando todo acabe! Me reconforta pensar que mi muerte indultará otras vidas, también sentenciadas.

Cuántas veces ponía ella su cabeza sobre mi pecho y lo oía latir, fuerte, potente. Nunca imaginó que mi corazón latiría en el cuerpo de otra persona.

Ya entran. Ojalá sea el final.
 
 
[Marta Coloma]




*Tus versos feroces

Te arrancas una piel que no sabías que aun tenías
y me enseñas tu esternón orgulloso,
tus intestinos, tus pulmones, tu corazón
como un puño,
tu corazón como un puño que viene a golpearme
a demostrarme la vida,
como una planta invasora,
a sujetarme entre aleluyas,
a mostrarme como es capaz de brillar nuestra suciedad
y qué bien nos sientan los harapos hechos con deseo y
desesperación.
 
 
[Julia Roig ]


 

3 comentarios:

  1. gracia Pilar: leo los poemas de mis amigos como si fuera la última cosa que hago, como si al terminar de leerlos se me incorporara la muerte por dentro. y soy feliz, aquí, en sus brazos,
    y en la de mis amigos. qué quieres que te diga? la muerte es esta misma noche y estos poemas la poesía de las bestias.
    un fuerte abrazo para todos.

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  3. Gracias, María Pilar, por tu visita a mi blog y las felicitaciones por la actuación de Chile en el Mundial. Demuestra que la alta poesía y el fútbol no son incompatibles.

    Un abrazo.

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