lunes, 18 de enero de 2016
VERSOTERAPIA ES HOY
VERSOTERAPIA
I
Mi cuerpo no quiere abrir los ojos
teme observar,
el miedo gana un pulso al dolor,
borra un pasado aún cercano,
extirpa un futuro incierto
y se entrega a la luz
para aliviar la delgadez de su horizonte.
Quien no ha dormido
en el umbral de la muerte,
no sabe,
sabe sólo
quien aquello comprende.
Mi cuerpo
no desea la violación de otro bisturí,
no acostumbra
vestirse con una sola gasa, antiséptica,
a esperar sin espera
en un pasillo de lamentos
con luces de neón como abrigo
con una esperanza hueca.
Se resiste a escuchar
sus propios latidos
da la espalda a los símbolos
-síntomas conversadores-.
Me niego rotundamente
a levantar la bandera blanca.
Puedo ganar esta lucha.
Solamente estoy asustada.
II
Se apacigua.
Ya no queman,
punzones en mi vientre.
Se disuelve la mano temerosa
con el ungüento de mi pluma.
Respiro
aire aliviador,
sólo aire.
Inspiro luz
expiro miedo.
III
Mi ilusión contenida deambula
-pasillo de los ignorados-,
espera en una sala de incertidumbre.
Los minutos rastrillan el tiempo
socavan mi mente, mi espíritu.
-urdimbre infecunda-
Se equivocó de lugar
habita un espacio sin nebulosas.
¿Su entonces?
Quisiera un ángel llenar sus bolsillos de nada.
Mis grietas supuran: desilusión.
IV
La aplastante noche,
aislada en los cercos de cuatro paredes,
sólo la secciona un airado velo.
Acecha con dientes afilados,
corroe las sábanas,
cobija unas gotas,
depuran el último latente resquicio.
Cicatriz oscura.
En algún lugar desgajará su crisálida.
V
Espacios de tiempo; relojes de agua.
Fluyen en manantial los segundos
estanque sin fondo.
Se mecen los días en la cumbre de las horas;
-pasado incapaz-
ápices de un renacer.
Hoy (día siniestro de mi calendario)
brilla el sol con fuerza,
aire límpido,
me oxigeno de futuro.
VI
Observo rendija de la realidad;
rigidez, aplomo, verdor perdurable.
Palmera gallarda
bailotean hojas sobre los acordes del viento.
Beethoven, la Novena, .
Se aproximan murmurando, no sufras,
a todos se nos ofrece un zulo
con vistas a la esperanza.
VII
Arcángel de vuelos traslúcidos
su boca- mi ritual- sonríe,
su mano acaricia mi alma.
Continúa por su vereda
antes, me dedica sus ojos.
Hunde en mi pecho una ilusión.
Existe, ojos de ángel humano.
su mueca de ternura resucitó mi espíritu…
extinto en una fosa sepulto de oquedad.
-Sandra Garrido-
domingo, 17 de enero de 2016
SILENCIOS
DE SILENCIOS.
A veces las paredes no hacen eco
y son piel
con arrugas de ausencia....
Las palabras
quedan suspendidas en la niebla.
Mira allá
donde el sol las arropa.
A veces las paredes no hacen eco
y son piel
con arrugas de ausencia....
Las palabras
quedan suspendidas en la niebla.
Mira allá
donde el sol las arropa.
Huele el ocre
y vístete de rojo,
desnuda el otoño
impregnado en tu mirada.
¿Por qué dejas la puerta abierta
e invitas al invierno?
No es cuestión de pintar el cuarto,
es cuestión de sentir.
El silencio es un cuchillo
que corta el hielo
y la pintura se destiñe
de tanto frío.
Dejemos a este inusual noviembre
que nos cubra de calor.
SG
-Sandra Garrido-
y vístete de rojo,
desnuda el otoño
impregnado en tu mirada.
¿Por qué dejas la puerta abierta
e invitas al invierno?
No es cuestión de pintar el cuarto,
es cuestión de sentir.
El silencio es un cuchillo
que corta el hielo
y la pintura se destiñe
de tanto frío.
Dejemos a este inusual noviembre
que nos cubra de calor.
SG
-Sandra Garrido-
sarco lange
tres de la mañana/ te diriges al balcón/ la ves/ te dices a ti mismo que la brisa tiene tantas salidas como unicornios tiene su pelo
entonces hágase la luz
y al amor la oscuridad
que los atuendos son estrafalarios
en tu vestir debajo de los grillos
mírala dios mío
mírala por dios
tose despacito mecida entre los chales
tiembla la misma mujer que abierta mató sin querer su párpado,
llevaba una blusa blanca debajo de las tetas/ su corazón era del tamaño de tres hombres bellos
uno encima del otro
respiraba y era el mismo infierno
sacas el 5° cigarrillo/ ella está inmóvil/ sonríe/ se ríe/ llora como riendo
escupe la brasa encima de tu hediondo reposo/ se te lanza al cuello dando patadas
arañazos
te muerde
te quema de lejos
cómo te ha ido en la vida?/ sé que lograste sortear el huracán que asoló tu noche/ me alegro más de lo que sospechas/ aquí las cosas marchan no muy bien sabes?/ mi vieja se siente más sola que nunca/ cada día le cuesta un siglo caminar/ el país se está yendo a la mierda/ parece que voy sano de hospitales pero enfermo de cortinas/ duermo pésimo mejor dicho ya no recuerdo qué es dormir/ llevo una maleta cargada de meses en vigilia/ me cambio de casa/ me voy a un lugar que funcionó por años como geriátrico/ hay que hacerle un montón de reparaciones/ las murallas con un leve sacudón más y se derrumban/ las vigas del techo están descuadradas/ todo es viejo/ debo instalar agua potable y hacer un jardín,
plantar flores/ muchas flores/ flores por todos lados/ millones de flores
quiero todas las flores del mundo en mi nueva casa
para ver si al fin logro soñar tu sueño en los bares de un paisaje
hazlo de la mano
no de los fantasmas
que esos ya no existen más
se murieron en la boca seca
en el bostezo que salió con rabia
en la falda que se cayó en el metro
sin saber si era o no la última estación
que regresé a la cabaña
con trapos verdes y un altar de cafeína
ojeras lustradas
10 kilos de menos
y tú,
Alfonsina
tú, ahí
del otro lado
y en este mismo lugar
tú,
hija de Lorca
del asfalto/ de Dalí
de la Pizarnik/ Parra
Ho Chi Minh y Baudelaire,
de mi madre
que entre los nidos
te lame los pelos
cuando sin saberlo te sembró por la mitad
tú,
santa y demonia
púlpito y tambor
agua bendita quemándome todo el pan
estoy desovando cerros
y me atoro
yo,
cuerpo sagrado que no es ni cuerpo ni sagrado
tampoco el torpe pañuelo
que le quitó los mocos a tu fiera,
estabas drogada mujer
revoloteando en círculos sobre los fardos
si digo mujer no alcanzo a decir tu nombre
hazme un favor/ coge de una vez la maldita pistola
ven a casa
entra infiel y maravillosa
mira todo con un escándalo en los ojos
dispara/ abre fuego/ arrasa y no dejes nada de pie
mata incluso las pulgas de mi hogar
préndele fuego a las cornisas
liquida mis mascotas/ asesina sin asco a mis perros
y a la gata
vuélvete huracán
despeina mi orden
castiga la inocencia de los libros
ábreme el pecho
tres de la mañana/ te diriges al balcón/ la ves/ te dices a ti mismo que la brisa tiene tantas salidas como unicornios tiene su pelo
su pelo es la casa donde renacen las bestias
y al amor la oscuridad
que los atuendos son estrafalarios
en tu vestir debajo de los grillos
mírala dios mío
mírala por dios
tose despacito mecida entre los chales
tiembla la misma mujer que abierta mató sin querer su párpado,
llevaba una blusa blanca debajo de las tetas/ su corazón era del tamaño de tres hombres bellos
uno encima del otro
respiraba y era el mismo infierno
sacas el 5° cigarrillo/ ella está inmóvil/ sonríe/ se ríe/ llora como riendo
escupe la brasa encima de tu hediondo reposo/ se te lanza al cuello dando patadas
arañazos
te muerde
te quema de lejos
y no la espantas
plantar flores/ muchas flores/ flores por todos lados/ millones de flores
quiero todas las flores del mundo en mi nueva casa
para ver si al fin logro soñar tu sueño en los bares de un paisaje
pero eso lo veré después del verano
ahora estoy en Isla Negra
me vine de nuevo
y creo pasaré mi cumpleaños en este bosque de eucaliptos y gallinas
no sé hasta cuándo dibujaré la nueva cirugía que me lanzaste de golpe a la cara
—no tenías para qué hacerlo—
yo creo que esta temporada bisiesta por aquí me encontrarás
—no tenías para qué hacerlo—
yo creo que esta temporada bisiesta por aquí me encontrarás
voy a Santiago los lunes y regreso en las noches/ mi hermana ve a Conchita/ en este lugar no necesito mucho/ cuando me da hambre bajo al pueblo/ los almuerzos son baratos/ la playa está preciosa
y vosotros sois una manga de egoístas como jamás en la vida conocí
no tenéis el más mínimo respeto con nada que no sea vuestro ombligo
no tenéis el más mínimo respeto con nada que no sea vuestro ombligo
surge bien
eleva los colores
impide que se te contagie aquella peste de chiqueros
hazlo de la mano
no de los fantasmas
que esos ya no existen más
se murieron en la boca seca
en el bostezo que salió con rabia
en la falda que se cayó en el metro
sin saber si era o no la última estación
cuando el orgasmo/ tu biblia/ mi religión de avispas y granizos
fui
cuando la barba me tajeó en la cama
fui
cuando no quedó otra que marcharse,
cuando la canción
dejó de ponerse a cantar
y marcó las ocho del silencio
yo me fui
con trapos verdes y un altar de cafeína
ojeras lustradas
10 kilos de menos
y tú,
Alfonsina
tú, ahí
del otro lado
y en este mismo lugar
tú,
hija de Lorca
del asfalto/ de Dalí
de la Pizarnik/ Parra
Ho Chi Minh y Baudelaire,
de mi madre
que entre los nidos
te lame los pelos
cuando sin saberlo te sembró por la mitad
tú,
santa y demonia
púlpito y tambor
agua bendita quemándome todo el pan
estoy desovando cerros
y me atoro
yo,
cuerpo sagrado que no es ni cuerpo ni sagrado
tampoco el torpe pañuelo
que le quitó los mocos a tu fiera,
estabas drogada mujer
revoloteando en círculos sobre los fardos
si digo mujer no alcanzo a decir tu nombre
hazme un favor/ coge de una vez la maldita pistola
ven a casa
entra infiel y maravillosa
mira todo con un escándalo en los ojos
dispara/ abre fuego/ arrasa y no dejes nada de pie
mata incluso las pulgas de mi hogar
préndele fuego a las cornisas
liquida mis mascotas/ asesina sin asco a mis perros
y a la gata
vuélvete huracán
despeina mi orden
castiga la inocencia de los libros
ábreme el pecho
pero ábremelo bien
no vaya a ser cosa
que por no hacerlo
germinen los huesos donde ayer se nos pudrió el color
no vaya a ser cosa
que por no hacerlo
germinen los huesos donde ayer se nos pudrió el color
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