jueves, 2 de mayo de 2013
'SURCO GRUESO EN EL MURO' Mayo era por Mayo
Un rincón especial para Antonio.
Antonio es de Granada. De Alfacar. "Nació...como un borbotón más de este hervidero, que es la vida"
Allí, aquí según se mire, fraguó desde muy joven su interesante producción literaria. Verso y prosa lo han configurado netamente.
Os dejamos estos poemas suyos 'de juventud', como él gusta denominar. Calan hondo adentro. Son pura emoción y delicadeza a un tiempo.
DE LOS MARINEROS
'Ah del barcoooooo!!!
(Tonadas que me llegan
desde la punta misma).
Amontonad los vientos en este marinero.
Arrancad de una vez todas las olas
y poned rumbo alo infinitivo.
¿¡Qué queréis, marineros!?
Los barcos son los barcos.
¿Para qué me buscáis?
¡Yo no tengo la culpa!
Os llamo, marineros
desde mi lumbre-barca
desde mi viento-barca
desde mi canto-barca
¡Amontonad conmigo las espumas!.
La madera os engaña, marineros.
Mi barco tiene boca de serpiente,
mi barco tiene muerte y despedida.
Aligerad la carga.
Aligerad la carga.
Aligerad la carga
28-2-1970
LA QUINTA MÁQUINA
Tengo la quinta máquina del tiempo.
Se desliza,
suave,
por el rostro de las gentes.
Tiene un motor de espuma porque sube,
siempre sube.
Es mi gloria la quinta máquina
de gafas verdes.
Tengo sueños de espuma
recogidos
en los prados verdes
de mi quinbta máquina.
Tengo sueño.
Tengo sueño de sol
y de mi quinta máquina.
Una ilusión abierta
se escucha en los altavoces;
me acerco
y se explica:
" A las siete, salida de la noche;
compañeros,
este tren nunca lleva retraso;
conservad el horario en vuestro bloc
de notas."
Y es verdad;
cuando llega su tiempo
las cosas empiezan
y se cumplen.
Esta máquina quinta
nunca se cansa de estar siempre en su sitio.
16-4- 1970
¡Ay de la voz que brama!
Cómo en el viento frío
del mundo
se mezclan timbre y carne.
La muerte ronda cerca,
porque aúllan los perros
en las cálidas noches del bramido.
Hay tras del pedestal,
arrinconadas,
perdidas,
un monte de figuras ocultas.
Nadie tira la puerta
aunque dentro se escuchen los bramidos.
Y es que la misma cuenta
tienen los pintos pájaros
que las sombras del pueblo.
Desde lejos los ruidos se apagan;
solo un leve silencio,
purísimo,
señala el paso lento de las horas.
¡Ay de la voz alzada
sobre este cenagal del mundo!
[Antonio Fernández López. ''SURCO GRUESO EN EL MURO']
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