martes, 30 de octubre de 2012

Yo nunca seré poetisa


Yo nunca seré poetisa
porque no soy un espíritu atormentado
por el dolor
por el amor
por el placer
por la ausencia
Yo nunca seré poetisa
porque no sé combinar palabras
de sonoridad misteriosa
como retrúecano
cúrcuma
tálamo
líbido.
Yo nunca seré poetisa
porque un poeta ha de ser mousse de foie
y yo soy más bien huevo frito
pan casero
olor a café
recién hecho.
No, definitivamente yo nunca seré poetisa
aunque escribiera mil renglones
palabra a
palabra
letra a
l
e
t
r
a
 


MELANCOLIA  DEL TIEMPO ETERNO
Desde estas tardes del nuevo horario de invierno, que me llena de melancolía,
escribo, estas mis primeras líneas, que me llevan al tiempo del calor……que tanto adoro.
Solo deseo volver al mar,  si queréis acompañarme os  dejo dos playas a elegir:
La del Barayo en Asturias, playa nudista, agreste, el agua muy fría….
todo invita a fundirse con el paisaje, con la tierra y el mar.
Que nuestros cuerpos se vuelvan primarios como el entorno, que las más
primitivas pasiones nos posean, donde el mar que es lo masculino,
logra vencer la resistencia de la tierra que es la hembra en una copula salvaje.
La otra opción, cualquiera de las playas de Lanzarote, arenas negras calientes
por el sol desde tiempo inmemorables. Allí, en las solitarias dunas, que asemejan
otro planeta, todo invita  amar, tocar con manos, boca…… con palabras adormecidas
por la música de las suaves olas. Dejar danzar los cuerpos en una danza infinita
que lleve a unir los labios en un beso tan cálido como el sol que acoge en un
espacio donde solo habrá sitio para el placer…..
Mª Angeles
 
 

martes, 23 de octubre de 2012

CITA CON 'EL TENORIO'



 

El Club de Lectura, cumpliendo sus actividades programadas para este otoño, llevará a cabo la lectura-escenificación de 'Don Juan Tenorio' en la tarde-noche del día 31 de Octubre, miércoles, a las 21:00 h, aprovechando la inminente llegada del Noviembre misterioso. Las ánimas. Los fantasmas. Las brumas y los desvelos de los enamorados.
La cita con Zorrilla es de obligada tradición que no queremos pase desapercibida por el público.
La actividad, abierta a cuantos oyentes espectadores deseen, se desarrollará en el marco incomparable de las calles San Juan y aledañas, hasta culminar en la Biblioteca, donde un apagado de candelas y un café con pastas (y pacharán) pondrán broche de oro a tan entrañable acto.
Todo el personal, real y virtual, queda invitado.


[Fragmento ]

D. Juan:Cálmate, pues, vida mía;
reposa aquí, y un momento
olvida de tu convento
la triste cárcel sombría.
¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
Esta aura que vaga llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que están respirando amor?
Esa armonía que el viento
recoge entre esos millares
de floridos olivares,
que agita con manso aliento,
ese dulcísimo acento
con que trina el ruiseñor
de sus copas morador
llamando al cercano día,
¿no es verdad, gacela mía,
que están respirando amor?
Y estas palabras que están
filtrando insensiblemente
tu corazón, ya pendiente
de los labios de don Juan,
y cuyas ideas van
inflamando en su interior
un fuego germinador
no encendido todavía,
¿no es verdad, estrella mía,
que están respirando amor?
Y esas dos líquidas perlas
que se desprenden tranquilas
de tus radiantes pupilas
convidándome a beberlas,
evaporarse a no verlas
de sí mismas al calor,
y ese encendido color
que en tu semblante no había,
¿no es verdad, hermosa mía,
que están respirando amor?
¡Oh! sí, bellísima Inés,
espejo y luz de mis ojos;
escucharme sin enojos
como lo haces, amor es;
mira aquí a tus plantas, pues,
todo el altivo rigor
de este corazón traidor
que rendirse no creía,
adorando, vida mía,
la esclavitud de tu amor.

DOÑA INÉS:Callad, por Dios, ¡oh don Juan!,
que no podré resistir
mucho tiempo sin morir
tan nunca sentido afán.
¡Ah! Callad, por compasión,
que oyéndoos me parece
que mi cerebro enloquece
y se arde mi corazón.
¡Ah! Me habéis dado a beber
un filtro infernal sin duda,
que a rendiros os ayuda
la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,
un misterioso amuleto,
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.
Tal vez Satán puso en vos
su vista fascinadora,
su palabra seductora
y el amor que negó a Dios.
¿Y qué he de hacer, ¡ay de mí!,
sino caer en vuestros brazos,
si el corazón en pedazos
me vais robando de aquí?
No, don Juan; en poder mío
resistirte no está ya;
yo voy a ti, como va
sorbido al mar ese río.
Tu presencia me enajena,
tus palabras me alucinan,
y tus ojos me fascinan,
y tu aliento me envenena.
¡Don Juan! ¡Don Juan! Yo lo imploro
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón,
o ámame, porque te adoro.















Cuando en mis breves momentos de lucidez
atiendo a la razón
y me cercioro de tu inexistencia
viene la soledad galopando
    por montañas de tristeza,        
 altiva, erigiéndose en mi seno.
Y soy castillo de naipes
que, en lento espectáculo,
se derrumba
haciendo caso omiso
al natural e innato instinto
 de supervivencia.
He aquí la razón de la fe:
No ser escombro,
no ser vacío.

Merche Marín



domingo, 21 de octubre de 2012

RELATOS DESDE LA VENTANA



LA VENTANA

Baviera. Alemania. Otoño de 1857. En aquella noche fría y desapacible, el Barón Füller se entretenía leyendo uno de sus preciados volúmenes de botánica. Debido al ataque de gota que sufría, permanecía casi todo el tiempo postrado en su cama. Elisa, el ama de llaves, preguntó al barón si deseaba algo más. Él, abstraído en su lectura, le dio permiso para que se retirara a sus aposentos. Entonces, la mujer se dirigió a su cuarto, dos pisos más abajo, en el ala derecha de la mansión.

Minutos más tarde, el barón abandonó la lectura y apagó el quinqué de la mesilla para dormirse. Comenzaba a llover intensamente. A pesar de la poca claridad nocturna pudo percibir, como el amplio ventanal del dormitorio estaba cerrado, y él en sus condiciones, no podría acceder al cierre superior de aquella ventana. Le entró una sensación de ahogo e inquietud. Sus latidos se volvieron más intensos. Notaba su cuerpo rígido. Se sintió indefenso, sólo; se ahogaba. Tenía que hacer algo. Cogió el grueso bastón que apoyaba sobre el cabecero de la cama y, haciendo acopio de todas sus fuerzas, lo lanzó hacia la cristalera del ventanal.

Tras el estruendo de cristales rotos, notó como entraba el aire fresco en la estancia. Poco a poco fue apaciguándose; recobrando la normalidad. Todo había pasado ya. Se durmió enseguida, plácidamente; con una sonrisa en la boca.

A la mañana siguiente, cuando Elisa entró a despertarle, se preguntó atónita qué había pasado allí. El enorme espejo de la cómoda yacía en el suelo hecho añicos. Entre los trozos estaba también el bastón de su señor. Al lado, la ventana permanecía completamente intacta.

©Ceferino Otálora. (Mos)

jueves, 18 de octubre de 2012

POETAS, HORAS ALTAS

malditos poetas, que os jodan
 
mi amor,
mi niña,
mi reina:
cuando el peso fatigado por mi peso sea el prólogo de una tumba
y sonámbulo muerto y final me pierda en un infinito silencio,
cuando Proteo se alimente de mis huesos y mi última esperanza
y caiga la plomada letal de esta única certeza
entonces mi amor,
caricia,
hermosa tierra,
vendrán los poetas.

llegarán desparramados igual que la leche que cae de la jarra,
malditos poetas de un mundo inspirado en palabras,
si pudieras verlos como yo los veo
escribiendo umbríos y feos
neotéricos,
con sus oscuros alientos de herrumbre y deshechos
inútiles hombres derrotados como augurio de gloria,
amantes del espanto y el naufragio
inquietos borrachos de niebla.

llamarán,
-porque llamarán-
piadosamente en suspiros profundos de áloe
a tu ardiente ternura infinita
me oyes mi amor,
mi niña,
mi fiera,
te nombrarán bella o puta con sus bocas de tinta,
fastidiosos poetas enfermos de sí mismos
vientres de entrañas y perros
torturas de río seco
peces hambrientos crispados de invierno
manos ligeras como soplos de pluma
rocío de semen
basura y miseria
putos y húmedos poetas de mierda.

sus bocas vencidas son vómito amargo
su carne nocturna un puñal de vacío,
cazapanes asesinos
gazmoños catacaldos
malvados,
perversos,
sietemachos,
vendrán los malditos poetas a decirte que andan vencidos
mostrando sus ruinas y desiertos
-son las reglas de este juego-
y los amarás igual que se ama un sentimiento de fondo,
sin mesura,
pues las noches pesarán como piedras en el pajar del tiempo
envueltas en llamas y sobras,
específicamente en sobras.

desdichada,
huye de ellos,
corre a galope y viento
proclamándote libre o bestia,
o tal vez ignorante licenciada en idiotas,
pues todos sus versos nuevos
nacen de antiguos poemas.

pero
si pese a todo
decides quedarte con los malditos poetas
-que no hay ni un solo bueno,
que no hay quien valga la pena-
y caer desvaída en soledad y rastrojo
envolviéndote en llamas
muriendo en miserias,
entonces mi amor,
mi niña,
mi reina,
volveré de la muerte para escribirte poemas.
 
 [David Mariné]

miércoles, 17 de octubre de 2012

[Relato.  Marta Coloma]


SILENCIO

 

Nací sumida en un impenetrable silencio.

Mis primeros recuerdos están ligados a la radiante y hermosa sonrisa de mi madre, a la que yo correspondía en un intento de imitar sus gestos. Me miraba haciendo graciosos movimientos con la boca y con las manos dibujaba infinitas figuras en el aire que yo intentaba repetir con mis manitas aún torpes. Pegaba los labios a mis mejillas mientras estrechaba mi cuerpo contra el suyo. Por las noches me cogía entre sus brazos, junto a su pecho y al dejar caer la cabeza sobre ella, yo sentía vibrar aquel cuerpo acompasadamente, al tiempo que ella me mecía.

Aquellos momentos de placer, cuando yo me dormía entre sus brazos, dejaron en mi alma una huella indeleble que he conservado como el más precioso de los tesoros.

Porque un día el rostro de mi madre se ensombreció, su cara adquirió un permanente rictus de amargura y nunca más he vuelto a recuperar la magia de aquellos sueños apacibles que venían después de su abrazo nocturno.

Su mirada desolada se detenía en mis ojos y yo buscaba, sin encontrarlo, aquel otro gesto risueño para devolverle una sonrisa de la que nunca más pude gozar; su boca se selló, sus manos ya no se agitaban delante de mi cara, las dejaba caer desmayadas e impotentes a lo largo de su cuerpo. Ya no me balanceaba en su seno y no volví a sentir la vibración de aquel cuerpo separado del mío para siempre. Me dejaba por las noches en la cama y apenas rozaba sus labios sobre mi frente. Antes de apagar la luz se giraba y la tristeza de su mirada era tan profunda como el silencio y la soledad que se instalaron en mi vida.
 

lunes, 15 de octubre de 2012

'Y PORQUE NACIÓ MUDA'

`
[Por Kynikos]
 
“holland: no oía. de todas las personas. nada. y porque beethoven no podía oír, la idea de verle componer y dirigir, era algo impensable para la mayoría de la gente. y como respuesta, compuso y dirigió la séptima sinfonía. sólo imaginad; beethoven sobre el podio, sujetando su batuta, y moviendo elegantemente las manos. la orquesta en su cabeza está tocando a la perfección, y la orquesta situada enfrente suyo, intentando seguirle desesperadamente (...)

 

estudiante: señor holland, si él no oía nada, ¿cómo podía saber las notas siquiera? por ejemplo, si nunca escuchó un do, ¿cómo sabía que eso era lo que quería tocar?

 

holland: (pausa) bueno... beethoven no nació sordo.”

 

(mr. holland's opus, 1995)

.

.

.
ella sí, empero,

no lloró

ni emitió, de hecho, sonido alguno

al nacer.

y porque nació muda

tuvo que robar de los demás

y se fue construyendo

la voz a base de voces ajenas.

configuró un arpa en sí

que no acababa.

"no había cuello para mí",

me decía.

 

y a con qué pensabas,

respondía: "con un coro de verdi,

polvo y espalda de metralla, lanza, escudo,

mario cavaradossi

cuando e lucevan le stelle,

lluvia contra el metal,

la norma invocando a la luna,

con el roce del aire leve

sobre la piel.

ese tipo de cosas".

y a con qué leías,

respondía: "igual".

 
hasta que por fin el día llegó

en que se despertó el gallo

en su garganta.

 
y sintió que un cielo terrible

aparcó furioso su trueno,

y enmudecía lo que fuera que

se atreviese hacer frente

a aquel temblor airado

que sacudía los recuerdos

como se sacuden los perros

el agua de las charcas.

 

...el pulso suspendido

del polvo de buhardilla,

los acordes tristán,

“o wort, du wort, das mir fehlt!”,

la textura rumorosa de las magdalenas

a la hora del té...

 
desgranados todos entre los peines

de la nueva realidad

por las cuerdas estiradas

que sentía en un potro de tortura,

y eran hojas melladas

rasgando el aire.

 
acabó hablando sólo

de cual sería

el mejor modo

de extirparse aquel monstruo;

 

fiel mientras ella hablara,

acechando tenso, en la callada.

viernes, 12 de octubre de 2012

La ocupación de la nada

  [Por David Mariné Pérez]

Hace tiempo que sufro una grave ocupación de la nada,
un hueco plomizo que me visita cada mañana
impidiéndome exhalar con entusiasmo
-o con cercana tristeza-
el aire insoportable de mí mismo
despedazando con silencio letárgico cualquier vislumbre de recuerdo.

me besa la nada el despertar con su aliento de vacío
un vacío sin mesura,
catastrófico,
igual que un mar desolado sin oleaje ni vida,
ciertamente no es nada estimulante,
os lo aseguro,
y cuando por fin me incorporo de la cama
se encarama a mi espalda arqueándola como alucinación gatuna,
ordenando el desembarque de mis hombros,
agarrándome el corazón
-esa carne podrida que tanto se asemeja a mí-
para hundirlo y enmudecerlo
todavía un poco más,
arrojándolo a un fondo repleto de vacantes y silencios
sin nauseas ni certezas
porque la nada no necesita mentir,
ni es piadosa,
no acude con denuncias ni delirios elocuentes
con tácitas explicaciones de esto o aquello
a tratar de convencer que su nulidad es el absolutismo necesario de un vacío
que su conversación libre de triunfo
-o de derrota-
es sólo el vértigo de un foso carente de precipicio,
nada de eso precisa la nada
y elabora su abominable oquedad
para que los desconcertados escalofríos
mueran sosegadamente en sus deshabitadas palabras.

la temo y la detesto,
su ofuscada cavidad resplandece en la tiniebla
y las horas de ausencia absoluta son silencios que nunca terminan,
como una exploración del universo,
porque la nada es el testigo y la estrategia de un desocupado vacío
una indiferencia sutil que desarraiga cualquier sentimiento
el símbolo blanco de una bandera aséptica
la inconcesión de cualquier emoción
el lamento de un grito enmudecido.

y así,
desprendidos de sueños y enigmas
de alegrías vaporosas y tristezas abocadas al desierto,
finalmente descubrimos
que no hay nada peor que la nada
que tan sólo nos espera un vacío de nunca jamás
abarrotado por un tiempo infinito de no algo.

y eso es todo para aquellos que sufrimos la gran nada
la terrible ocupación de nuestro olvido.

jueves, 11 de octubre de 2012

POESÍA Y POETAS

 



‎" a veces
me parto como una mujer
como un cuerpo mudo de madrugada.

Inocencia que tiemblas con los dedos
...
sobre tu torso invocando mi secreto"

Poema "La flor"
Del poemario "La ebriedad de las estatuas"
Editorial Eclipsados
Autor: José Gabarre.




para bcc: lidiagavartelp, bcc: Lidia

Oye mi canto!!!




oye mi canto inconcluso,
desafinado,
incoherente escrito;

oye mi voz,
te debo un paseo
por la atmósfera,
te debo cuentos
de niños-adultos
te debo niños,

para amar y engrandecer,
solitarios pasajes

de año tras año;
te debo tanto!
que no sé  por
dónde comenzar,
 canto entre jazmines
de la  Babilonia,
o los patiosmoriscos,
las
fuentes de los moros,
de  Persia,
las bellas imágenes
de  Tutankamon,
y siempre, siempre,
hallarás mi canto
ahí, donde quiera que estés!
lidia-la escriba